ENTRE TÚ Y EL CIELO

Mt 6:6 Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te recompensará en público.

Si herman@s otra vez, y otra vez deberíamos recordar este versículo, y ¿Por qué? Simple porque seguimos quejándonos. Amad@s no le digamos cuan grande es nuestro problema a Dios, nooooo, porque ya lo sabe, digamos cuan Grande es El. Nuestras batallas no se ganan en la tierra, de tu a tu, las batallas para los creyentes se ganan en el Cielo, y para ello es necesario orar, si, estáis hartos de ver la típica foto que nos dice que las batallas se ganan de rodillas.
Orar herman@s, no hay otra forma, no existe ninguna formula, porque
el Señor no es una formula matemática, el Señor es vida y por tanto es necesario que nos encerremos con El y conversemos, alabemos, lloremos, clamemos, dejar que nos consuele, pero esto no se consigue con una oración repetitiva de hombre, se consigue tocando la Cruz, tocando la sangre que fue derramada, se consigue abriendo nuestra alma y nuestro ser al Rey de Reyes. Ya han pasado unos días de aquellas buenas intenciones, y muchos empiezan ya a quejarse de que todo sigue igual, ¿pero has cambiado tu actitud? ¿Entonces que reclamamos? Menos quejas y mas oración. En ocasiones encontraremos una respuesta pronta, pero otras veces deberemos insistir e insistir, busquemos en las Escrituras, el tiempo que tardo Moisés en tener una respuesta, David, Pablo, hombres de fe, fuertes de carácter, pero lo suficientemente humildes para arrodillarse ante el Padre.
Oramos en público, que bien, si esta bien, mas muchas veces se busca la oración bonita, pero ahhh herman@s cuando realmente te encierras a Solas ante tu Padre la cosa cambia, no hay fingimiento porque El sabe lo que nos sucede, pero espera paciente a que lo confesemos con nuestros labios, que le digamos abba Padre te necesitoooooooo, somos capaces de contarle a algún hermano con el que tenemos mas confianza nuestras inquietudes, desahogarnos y olvidamos que eso mismo es lo que espera el Señor que hagamos en secreto con El. La oración que arranca un no se que de nuestro cuerpo, esa oración que nos hace quebrantarnos ante el Padre, esa oración de agradecimiento, o de necesidad, cuando parece que nos desnudamos ante la Verdad, esa oración arranca la amargura del corazón y la cambia por gozo, ese abrazo que sentimos sin que nos toque, esa oración que cuando parece que ya no puedes mas, el Espíritu la alza hasta lo alto.
Herman@s podemos ser menesterosos, podemos ayudar en algún ministerio, podemos caminar por el camino angosto, pero si no hay momentos de oración solo entre tu y el cielo todo se torna mucho mas complicado. No oremos para que nos oigan y digan; ese es un hombre o una mujer de oración, no, ni siquiera tenemos que mencionar si nos encerramos en nuestro aposento, porque nadie tiene que saber, tan solo el Señor, entramos como gatos asustados, pero herman@s cuando tenemos ese encuentro verdadero con el Señor salimos como leones capaces de todo, preparados para hacer la voluntad del Padre y dice la Palabra que nos recompensara en público, eso que sea lo que menos nos preocupe, porque si hay recompensa es para la honra y la gloria de Dios.
Oremos herman@s, oremos como si hoy fuese el último día, porque este lo tenemos, mañana Dios dirá, dile hoy a tu Rey que le amas, por que tal vez mañana ya no habrá tiempo, sea como sea no dejemos nunca de orar, porque la oración sana el alma…………
Vuestra hermana en Cristo Maika.
DIOS OS BENDIGA EN EL PODEROSO NOMBRE DEL SEÑOR. ATT. DEVOCIONALES CRISTIANOS MANÁ.
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