Sal 118:13 Me empujaste con violencia para que cayese, Pero me ayudó el Señor
A simple vista me llama la atención “me empujaste con violencia” es decir, no sin querer, o perdón me tropecé, disculpa, no, para nada, hay una acción directa y es empujar con violencia, es decir tener la conciencia de querer hacer el mal, sabiendo muy bien lo que estas haciendo.
Herman@s ¿Cuántas veces hermos sentido que nos empujan con violencia? Creo y puedo decir que
demasiadas a mi entender, pero las necesarias que Dios permite, tal vez para que aprendamos, tal vez porque es necesario que suframos esa violencia, pero siempre para que el Señor nos ayude.
No deseo reflejar ese empujar literalmente, hay muchas formas de violencia para que caigamos, sentir a nuestro alrededor como el mundo vive desbocadamente y orgullosamente de ser egocéntricos, consumistas, masas dirigidas hacia la destrucción, mas Dios dará juicio justo y nosotros no podemos juzgar al mundo, es tarea del Señor, por ello aunque nos sintamos agredidos debemos seguir hablando del Evangelio, debemos seguir presentando a un Cristo resucitado, debemos seguir predicando que sin Cristo uno esta muerto. Y no debe asustarnos esa violencia porque sabemos que el Señor levantara al justo, pero mira que te diga, cuando predicamos el Evangelio y los demás se escandalizan, demos gracias al Padre, porque el Evangelio que no escandaliza, que no hace remover algo, no es el verdadero Evangelio, es el nuevo evangelio creado por el hombre.
Sentirnos perseguidos de tantas formas, a unos quizás nos insultan, nos denuncian por este medio, la familia se burla de ver como vivimos ahora porque conocían lo que éramos y les descuadra lo que el Señor ha hecho en nuestras vidas, perdonarnos y levantarnos, pero eso no se entiende, es mas fácil decir: te lavaron el cerebro, no perdonen, me lavo con su preciosa sangre y me perdono. Todo ello lo entiendo como ese: me empujaste, que dice el versículo.
Cuando entre herman@s hay contiendas, chismorreos, miradas altivas, mira algo que realmente me duele, cuando llegas a la congregación y ya están sentad@s los revisores que yo les llamo, y sientes su mirada sobre ti, repasan hasta tu último cabello, si cepillastes bien tus zapatos, o si quizás en el caso de las mujeres se nos fue la mano con el maquillaje, una pequeña anécdota, a mi personalmente se me llamo la atención por acudir con un traje chaqueta muy correcto de color rojo, me dijeron que ello era una provocación, y en mi cuerpo no había ni un escote, veamos nos podemos vestir del color que queramos, lo que yo les diría a estos revisores, que permitan que el Espíritu les examine por si hay algo de lo que tengan que arrepentirse, que los demás salimos de casa con la bendición del Padre.
Verdaderamente no llego a entender esas ganas de hacernos tropezar, si todos hemos ido voluntariamente a la Cruz, porque ese deseo de ser mejor que el que tienes al lado, es algo que realmente se me escapa.
Otro empuje de violencia, como no, no podía faltar, las doctrinas de la prosperidad, esas empujan y empujan con tanta violencia que caen uno tras otro, alguno cae y se da cuenta y clama pidiendo auxilio y ahí esta el Señor para levantarle, otros simplemente se complacen en caer, porque el “ungido” con su gran poder le levantara, venga herman@s ¿somos necios a caso?, no hay mas poder que el de Cristo.
Resumiendo todo aquello que hace que sintamos que nos está golpeando, empujando, todo aquello que sentimos que es violento hacia nuestra persona, demos gracias a Dios, porque como siempre digo pecadores pero justos, estamos intentando no salirnos de la senda antigua y sabemos que el único que nos levantara es el Señor, para glorificar al Padre, no ante ti, sino ante el que empujo con violencia………
Vuestra hermana en Cristo Maika.
DIOS OS BENDIGA EN EL PODEROSO NOMBRE DEL SEÑOR. ATT. DEVOCIONALES CRISTIANOS MANÁ.
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