2 Cor 3:18 Pero nosotros todos, con el rostro descubierto,
contemplando como en un espejo la gloria del Señor, estamos siendo
transformados en la misma imagen de gloria en gloria, como por el Señor, el
Espíritu.
Que grande y maravilloso es el Señor, hubo un tiempo en los
ojos estaban velados y no se podía ver mas allá, aunque hubieron hombres que si
vieron la gloria del Señor, su rostro, pero herman@s, estamos en el nuevo
pacto, el velo se rasgo para poder entrar al aposento del Señor, descubrió
su
rostro para que todos aquellos que en el creen y lo hayan aceptado puedan ver
mediante el Espíritu de Dios, y todo ello mis herman@s no es mas que poder
mirarnos en un espejo y ver la transformación que el Señor ha ido haciendo en
nosotros, cuando nos miramos y ya no vemos al viejo ser que éramos, sino que en
nuestro rostro hay como deciros una chispa que solo puede venir de lo eterno.
Herman@s y nosotros somos el espejo de otros, el verdadero creyente,
aquel que decidió entregarse por entero al Cristo resucitado, debe ser el
espejo donde otros nos miraran y verán esa chispa, esa mirada limpia, una
sonrisa sin fingimiento, porque la gloria del Señor queda reflejada en el
rostro del cristiano que pisa por donde piso El.
La Palabra nos enseña y hemos repetido tantas veces que
vamos siendo transformados, que Dios nos creo a su imagen y semejanza y que esa
transformación llegara a su punto culminé cuando el Señor venga a por nosotros.
Mis amad@s, si caminamos en contiendas, alejados de la presencia del Señor, por
mucho que nos miremos en un espejo no veremos mas que el rostro que arrastra el
dolor, la falta de confianza, mas cuando somos capaces de obedecer, de
descansar, si herman@s de descansar en el Señor sea cual sea la circunstancia,
la gloria del Señor se vera reflejada, solo hay que mirar un poco atrás, cuando
conocimos al Señor, cuando aquellos que nos rodeaban nos miraban y nos decían,
“no se que es, no se que pasa, pero te ves distint@, transmites una paz” ¿a que
os suenan esas cosas? Y es que herman@s
la gloria del Señor estaba en cada surco de nuestra piel en nuestra mirada, en
cada palabra y es porque esa primera vez que entramos al taller del maestro
nuestro cambio es muy evidente, y como dicen: el espejo es el reflejo del alma,
nosotros diríamos que nuestro rostro es el espejo donde podemos ver al Señor.
Si todavía no has sabido ver la gloria del Señor, acércate
con humildad, con amor y arrepentimiento, entrégate por entero y tu velo caerá,
y entonces podrás ver reflejada la gloria de Cristo en tu vida, y donde otros podrán
mirarse en ti, porque eres diferente, porque solo tu mirada dará paz, y todo
ello es porque el Señor esta en ti……………………….
Vuestra hermana en Cristo Maika.
DIOS OS BENDIGA EN EL PODEROSO NOMBRE DEL SEÑOR. ATT. DEVOCIONALES CRISTIANOS MANÁ.
http://www. devocionalescristianosmana. org.es/
DIOS OS BENDIGA EN EL PODEROSO NOMBRE DEL SEÑOR. ATT. DEVOCIONALES CRISTIANOS MANÁ.
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