Juan 12: 32 Y yo, si fuere levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.
Nunca aprenderemos como hombres que somos, cristianos pero hombres a fin de cuentas; preferimos mayormente enfatizar en los beneficios que en el mensaje, preferimos oír o predicar las bendiciones que tendremos en lugar de oír o predicar a Jesús el Cristo, preferimos seguir en un sistema religioso (a menudo sin ser conscientes) que nos marca unas pautas, unas “obras”, unas responsabilidades, unas obligaciones, etc. a fin de ser gratos a Dios en lugar de rendirnos a El directamente y dejarle obrar y vivir en nosotros. Tan solo El, si predicamos realmente Su mensaje, es capaz de acercarnos a la salvación.
Sabemos por La Palabra que los templos construidos por hombres no sirven de nada, sabemos por el Evangelio que el único templo valido es el que formamos todos los creyentes, un templo sin ladrillos, sin cemento, sin cristales, sin altas torres que intentan alcanzar el cielo y siempre volvemos a los antiguos templos con la jerarquía, normas e imposiciones que de ello se deriva, y no estoy diciendo con esto que no debamos congregarnos con los hermanos, tan solo que recordemos que el lugar de reunión es tan solo eso, un lugar de reunión y no la iglesia, pues la Iglesia somos todos y no un punto en el callejero.
Tenemos la libertad y nos empeñamos en seguir siendo esclavos, tenemos el velo ya rasgado ante el Lugar Santísimo y nos empeñamos en volverlo a colocar total o parcialmente y que tan solo unos “escogidos” puedan llegar a el; somos como el pueblo de Israel al que se le mandó ocupar toda una tierra y tan solo lo hizo en parte.
Nuestra labor es predicar el mensaje de la cruz, a Jesús el Cristo, y a este resucitado tras vencer a la potestad de las tinieblas, predicar su regreso y lo que El desea encontrar cuando vuelva, predicar un Evangelio que ya está escrito y acerque a otros a la Iglesia y no escribir mentalmente un nuevo evangelio a conveniencia, no un evangelio a la carta que acerque a otros a los templos modernos.
De que sirve predicar un si no haces esto no obtendrás aquello solo con la intención de atemorizar a quien lo oye y que así se vuelva incondicionalmente sumiso, con temor a fallar, con temor a no “estar a la altura”, de nada sirve acercar hombres a nuestras “iglesias” alejándolos de la Iglesia del Señor; si se utiliza el temor o la coacción espiritual te aseguro que ese mensaje no viene del Padre.
Cuantas almas perdidas por que no se les deja crecer espiritualmente, por que no se les “permite” acercarse plenamente al mensaje de la cruz, por que tan solo se les enseña a obedecer y participar de las “normas” y ministerios de los hombres en lugar de apoyarles y guiarles en la búsqueda del camino de la verdad que en definitiva es a lo que estamos todos llamados, a predicar el mensaje salvador de la cruz tal como es, a predicar el Nuevo Pacto.
El príncipe de este mundo es demasiado inteligente para que este mensaje llegue a todos, y sutilmente lo manipula y cambia, lo transforma para que sea solamente agradable, lo cambia a su antojo para seguir dando importancia al hombre en lugar de a Jesús el Cristo y su mensaje salvador.
La Iglesia del Señor necesita hoy más que nunca a hermanos que prediquen ese mensaje, hermanos que hagan de ese mensaje un basta ya de tanta mentira y manipulación, hermanos con una fe que les permita soportar todo lo que les vendrá después; ser señalado, apartado, usado como ejemplo de desobediencia al Padre cuando realmente se esta siendo insumiso al hombre.
Jesús de Nazareth confió en Getsemaní en que oraban con El y le fallaron, se durmieron, hoy en día es lo mismo; si te fallan responde como El respondió....siguió orando.
DIOS OS BENDIGA EN EL PODEROSO NOMBRE DEL SEÑOR. ATT. DEVOCIONALES CRISTIANOS MANÁ.
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