¿Está alguno enfermo entre
vosotros? Llame a los ancianos de la iglesia, y oren por él, ungiéndole con
aceite en el nombre del Señor. Santiago 5
:14
La imposición de manos ha sido siempre un tema
un poco discutido entre los creyentes pero si leemos bien las escrituras
encontramos diversos ejemplos, en el Antiguo Pacto los sacerdotes usaban sus
manos, las imponían sobre las cabezas de un animal, se suponía que transferían
el pecado al animal antes de sacrificarlo. También se usaba como forma profecía,
Jacob así lo hizo a sus nietos por imposición de manos y oración Moisés impuso sus manos
sobre Josué para que adquiriera autoridad y sabiduría y de la misma forma
Samuel y así encontramos varios ejemplos. El Señor en su ministerio uso esta
práctica para sanar, para bendecir.
Los ancianos ungían con
aceite a los enfermos y oraban por su sanidad.
Ejemplos en el Nuevo Pacto
los tenemos cuando creyentes y líderes por imposición de manos impartían el
bautismo, encontramos al propio Jesús, los dones de la gracia que fuero
transmitidos por el Espíritu Santo fue por imposición de manos.
Hoy hay quien rehuye de la
imposición de manos y otros que tal vez abusan un poco de ello, pero hay que
tener claro que imponer las manos a un herman@ no debe o no debería ser algo
ritual o tomarlo como un juego, ya que se va a orar para que el Espíritu fluya
sobre esa persona a la que se le imponen las manos, herman@s enfermos, o que
tienen una necesidad y un grupo de hermanos imponen sus manos con reverencia y
fe, o el pastor, sea quien sea tiene que tener claro a quien y como tiene que
ser, aunque puedes negarte a que alguien imponga sus manos sobre ti, si crees o
sabes que esa persona esta apartada del Señor aunque aparente lo contrario, ya
que se podría obtener el resultado contrario de lo que se pretende y se pide a
Dios, si esa persona no esta en una actitud correcta podría traer división en
la congregación o ruina personal, por ello repito que no se debe tomar como un
ritual o algo que normalmente se tenga que hacer, que seamos conscientes cuando
lo hacemos, donde, cuando y quien, y si tienes duda pedir al Espíritu que nos
de discernimiento para no equivocarnos, tampoco hace falta ser grosero cuando
no queremos que alguien ore e imponga sus manos sobre nosotros, dándole las
gracias y diciéndole que prefieres que no lo haga hay suficiente.
He repetido varias veces que
no lo debemos tomar como algo a la ligera, porque aunque podemos hacerlo
debemos tomarlo como que somos el instrumento que Dios usa, por donde el
Espíritu Santo hará su trabajo, nosotros debemos ser tan simple ese instrumento
útil, orar y tener una disposición. El problema llega cuando alguien se cree
con la autoridad de creerse que tienen poder para sanar, cuando en realidad la
sanacíon proviene del Señor, o aquellos que aún llevan sus ojos velados y
buscan a la persona y no al instrumento de Dios para sanar esa área de su vida
por la cual pide que le impongan las manos.
Tema controvertido, para
algunos, algo sin importancia, para mi personalmente algo que conlleva mucha
responsabilidad, pero a la vez gozoso de poder servir al Señor dejándote usar.