DIAMANTES EN SUS MANOS.

1 Corintios 7:23 Comprados fuisteis por precio; no os hagáis esclavos de los hombres.

No tendría sentido el ser liberados del pecado, ser esclavos del príncipe de este mundo para pasar a ser esclavos del Señor, hemos sido comprados pero eso no significa que automáticamente dejemos un amo para servir a otro, por decirlo de otra manera más sencilla;
Jesús el Cristo no desea servidores a la fuerza, ni por obligación, El nos da la libertad para decidir si servirle o no.
Se nos pide en el Nuevo Testamento que entreguemos voluntariamente nuestra vida al Señor, en ningún caso se nos obliga que lo hagamos, tenemos la libertad de entregarle toda nuestra vida, de servirle, de amarle, nos deja escoger, no somos esclavos a su servicio, somos hombres y mujeres entregados a El voluntariamente.
El Señor no murió por nosotros para tenernos esclavizados, ni para obligarnos a hacer lo que El quiera, El solo quiere que reconozcamos que nos compro, pero no para cambiar de amo, lo hizo para liberarnos del pecado y mostrarnos
su grandeza dejándonos la libertad de escoger a quien servir.
Fíjate en un detalle, El siempre nos tiende su mano, nunca nos coge a la fuerza, el príncipe de este mundo no te deja escoger, te arrastra.
Fue por su sangre vertida, muerte en la cruz y victoria ante la muerte que fuimos todos comprados, liberados del pecado, a partir de ese momento somos libres para servirle, deseosos de buenas obras, las que El nos hace hacer, siempre para su Gloria.
En Deuteronomio 15: 12-18 tenemos dos hermosas razones que aparecen para entregar la vida de servicio al amo, a nuestro Señor en este caso, la primera por amarle y la segunda por que el amo, el Señor, es bueno con nosotros.
Yo me pregunto ahora, si vemos en nuestras vidas todo el amor de Dios, si realmente le amamos; como es que muchos no somos capaces de dedicarle toda nuestra vida?
De otra manera; Por que no dejamos al Señor guiar nuestros pasos y nos empeñamos en guiarlos nosotros o que sean otros quien los guían?
No estoy diciendo con esto que tengamos que hacernos misioneros, ni entregar todo lo que poseamos, ni dejar de congregarnos, nada de eso, me refiero al hecho de decidir ya de una vez por todas quien tiene que ser nuestro amo durante el resto de nuestra vida. Seguirle solo a El, ser usados por y para El.
Cuando decidimos entregarnos al Señor, debemos entregamos por completo, todo, entregarle nuestro ser con lo bueno y lo malo, no entregarle solamente lo que no nos gusta, lo odioso de nosotros para que nos lo quite, entregarle
también nuestras habilidades, que solo de El depende que las utilice o no.
Dejarle trabajar en nosotros, poco a poco, un diamante no se hace al instante, y tu eres un carbón que dejando al Señor trabajar en ti se convertirá en diamante en sus manos, a su voluntad.
DIOS OS BENDIGA EN EL PODEROSO NOMBRE DEL SEÑOR. ATT. DEVOCIONALES CRISTIANOS MANÁ.