Lucas 5: 39 Y ninguno que
beba del añejo, quiere luego el nuevo; porque dice: El añejo es mejor.
No nacimos siendo ya
creyentes, en cuestiones de fe nada tiene que ver el tiempo que llevamos aquí
en el mundo con el tiempo que llevamos vivido desde que aceptamos a Jesús el
Cristo como nuestro único medio de salvación.
Quizás antes algunos de
nosotros éramos religiosos, quizás no creíamos en nada, quizás simplemente nos
comportábamos como hombres naturales, quizás una combinación de las anteriores,
Sea cual sea la opción en la
que nos identifiquemos todas ellas tienen una cosa en común; era el modo de
vida que llevábamos.
Se puede llegar a oír a
veces; esto u aquello tampoco es tan malo, haciendo referencia ha actitudes que
teníamos nosotros mismos antes de ser cristianos.
Nuestra antigua vida, el
vino añejo, la que estaba controlada por el príncipe de este mundo sigue
todavía a veces llamando, queriendo que volvamos a vivir como vivíamos. Hay una
cosa que muchos de los que abandonan el verdadero camino de salvación para
volverse a su antigua naturaleza no saben; que el vino añejo, por muy agradable
que sea al paladar es un vino descuidado y se tornará agrio, imposible de
beber.
Como hombres conocemos lo
que es de este mundo, como cristianos ya conocemos, más o menos, mejor o peor,
pero a fin de cuentas conocemos el nuevo vino que se ofrece a los hombres; los
Evangelios que testifican de nuestro Señor, reacios todos al principio siquiera
de probarlo pero que, una vez probado y con los cuidados necesarios se vuelve
poco a poco más agradable que cualquier vino añejo.
Para conseguir esto es
necesario desechar el odre viejo, debemos convertirnos en nuevos odres para
albergar al vino nuevo y crecer en concordancia. En época de Jesús de Nazareth
debían dejar atrás la Ley
y aceptar la Gracia. Hoy
es igual, dejar todo lo que somos y vivir el El, y El en nosotros.
Es incompatible el vino
nuevo en odre viejo, y al contrario también.
Estamos bajo la gracia y no
bajo la Ley,
vivimos bajo la sombra protectora de nuestro Señor y no bajo la oscuridad de
este mundo y aún estando en medio de esa oscuridad somos portadores de luz,
distribuidores del nuevo vino.
Predica herman@ la verdad de
Jesús el Cristo, presenta en todo momento y lugar el vino nuevo, que nadie
pueda decir que no le ofreciste de este vino y, toda Gloria a Dios, que muchos
acepten a beberlo y se unan a la hermosa labor de expandir el mensaje de
salvación. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario